La violencia ascendente o filioparental es un fenómeno de creciente visibilización y que genera mucha preocupación en la actualidad. Tiene que ver con "conductas reiteradas de violencia física, psicológica (verbal o no verbal) o económica, dirigida a los y las progenitoras, o a aquellos adultos que ocupan su lugar” Más información
En no pocas ocasiones estas situaciones acaban implicando un proceso judicial. Cuando unos padres tienen que recurrir a denunciar a un hijo para poner freno a la violencia en su propia casa, suelen tener un fuerte sentimiento de incompetencia parental y frecuentemente de culpa. Y los hijos por otro lado, viven este acto como una traición por parte de sus progenitores. Comprobamos que la denuncia crea una “etiqueta” en los menores como autores de un delito, normalmente, de agresión/amenazas quedando reforzada la visión lineal víctima-victimario propia del sistema judicial. Y consecuentemente, solemos encontrar a unos padres des-responsabilizados de las conductas violentas que emite su hijo “confiando” en que el sistema judicial “arregle” la situación. Esto a su vez provoca que los hijos no admitan dichas conductas, generándose dificultades a la hora de colaborar con el contexto judicial para mejorar la relación familiar, cuando se les “obliga” desde este marco a ello (extracto de la publicación “Intervención centrada en soluciones en el contexto judicial: un modelo de cooperación frente a la violencia filioparental”, que redacté en colaboración con Marga Herrero en Mas Allá de las Excepciones. Ed. Centro Latino 2023)