Inseguridad, relaciones de dependencia con amigos o con su pareja, bullying, baja autoestima, faltas de respeto en clase o en casa, ansiedad, pesadillas, consumos, etc. Son algunos de esos molestos e insidioso “monstruos” que acompañan a adolescentes y niños en su proceso vital, y que padres y madres e incluso directamente los propios jóvenes quieren superar (he conocido a grandes vencedores de esos “monstruos”).
Vivimos en un mundo en el que la crianza ha evolucionado hacia posturas más dialogantes y no tan impositivas que implican aumentar la capacidad mentalizadora de las experiencias de niños y adolescentes para mejorar su autogestión y autonomía.
Un enfoque útil para abordar estas situaciones es el planteado por Ben Furman, y que tiene que ver con desarrollar ciertas habilidades en los niños, que los ayude a que, en lugar de concentrarse en sus “problemas”, desvíen la atención en un futuro positivo. Centrarse en lo que se desea en lugar de en los comportamientos no deseados resulta menos estresante y más motivador tanto para ellos como para sus padres.
Por un lado, una paternidad centrada en soluciones implica…
- colaborar con tus hijos dejando de lado la crítica del comportamiento a extinguir, para facilitar la habilidad que quieres ver en ellos y que necesitan desarrollar para superar sus dificultades.
- pensar juntos en alternativas para superar las dificultades y apoyarles en su consecución.
- devolverles una mirada de capacidad en lugar de centrarte “en lo que le falta”.
- del castigo al aprovechamiento del error.
- ir de la mano en la “lucha contra el monstruo”.
- elogiar sus avances.
- reformular los fallos como buenos intentos.
Es más probable que así…
- veas el comportamiento que esperas de ellos.
- consigáis el objetivo antes.
- que te escuchen cuando te acercas a ellos.
- que cuente contigo para resolver sus dificultades.
- que desarrolle más capacidades para enfrentarse a futuros posibles problemas sintiéndose capaz.
- podáis celebrar juntos vuestros éxitos.